Y al fin llegó. La fiesta del Gran Casino de Guadaira hizo las delicias de los más de cincuenta asistentes a este tradicional evento anual, que unas veces sale mejor y otras peor. Este año, salió todo a la perfección.
Una cena simple pero exquisita. Una fiesta con más de cincuenta asistentes trajeados. Combinados de primeras marcas. Juegos varios y ganas, muchas ganas de pasarlo bien. Y a todo esto contribuyeron los residentes, que se volcaron. Una muestra más del buen discurrir que lleva el curso.
Una vez que se terminó de cenar, bajamos a la sala de estar que había sido transformada previamente en Gran Casino. No faltaba un detalle. Y por supuesto, la música adaptada para la ocasión. Casi cuatro horas de disfrute para unos asistentes que se merecían este kit kat en sus semanas de estudio.
Tras una fiesta así, uno coge con más ganas los libros a partir de ahora pero con la cabeza pensando en cuál será la siguiente. Se admiten apuestas. La gente desea una mediaval pero no podemos olvidarnos de la peripecia de Arístides para sorprendernos. ¿Qué será?
Rafael Marente Tovar [Colegial]