In memoriam. José María Prieto y Guadaira, por Antonio Gutiérrez

José María Prieto y Guadaira

José María Prieto, fallecido el 12 de marzo de 2021, llevó en el corazón Guadaira, porque allí se forjaron y crecieron sus virtudes humanas, su espíritu abierto y alegre, su sentido cristiano de la vida y de la amistad, su afán cultural y el deseo de vivir la cordialidad que había entre los residentes y los adscritos. Ese espíritu de familia que se vivía en Guadaira trascendía con naturalidad de la persona del director, Jesús Arellano, catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla, que entonces tenía 29 años.  Su figura fue decisiva en la historia de José María.

Cuando lo conoció por medio de un tío suyo, José María tenía 17 años y había estudiado el bachillerato en Cádiz. Nació el 10 de febrero de 1934. Sus padres se fueron a vivir a Sevilla. Era hijo de un gran pintor, Pablo Prieto, que tiene actualmente cuadros en el museo de Cádiz y un busto en los jardines de la Alameda, con una dedicatoria de Pemán.

Recuerda José María que don Jesús Arellano se interesó por sus estudios y por él mismo y no dejó de hacerlo en los años siguientes, con total respeto a su libertad, sin el menor atisbo o intento de manipulación, influencia o deslumbramiento, dejando el campo abierto a la propia decisión y compromiso. Solía decir que la libertad se crea con libertad.

José María se inclinó por la Filosofía y seguía las clases de don Jesús en la Facultad de Filosofía y Letras. También lo veía en Guadaira, donde era adscrito y participaba del ambiente cultural y de compañerismo junto con los residentes.

Le llamaba la atención ver que don Jesús siempre estaba hablando con alguien, dando charlas o conferencias, interviniendo en las tertulias o trabajando en su habitación, que estaba al final de la escalera de la primera planta. Pepe Chaves, uno de los antiguos residentes, recuerda que «la luz de su despacho era la última en apagarse y la primera en encenderse».

Sigue recordando José María aspectos de la vida de Guadaira: «También entrábamos al oratorio. Muchos aprendimos a saludar al Señor. En una de aquellas primeras semanas, entré en Canalejas y me encontré con don Jesús; empezamos a charlar, y enseguida me dijo: ¿Has saludado a tu amigo? Me quedé desconcertado y le pregunté ingenuamente: ¿Qué amigo? Me contestó: El que te está esperando en el oratorio, el Señor.

Aprendimos a saludar al Señor, a hacer oración escuchando puntos de Camino o meditaciones del sacerdote, porque Guadaira siempre ha sido una escuela, un espacio de oración.

José María Prieto en una reunión de Amigos de Guadaira para recordar a don Jesús Arellano.

José María, se marchó a Madrid, dos años después de su primer encuentro con don Jesús Arellano, a continuar la especialidad de Filosofía en la  Complutense. «Cuando yo iba de vacaciones a Cádiz, recuerda José María, siempre me detenía en Sevilla, y don Jesús siempre tenía tiempo para hablar conmigo y aconsejarme en mis estudios y en mi vida. Es más, cuando él iba a Madrid, me avisaba y nos veíamos en una cafetería próxima a la Calle Villanueva, cercana al Centro del Opus Dei, donde él solía alojarse y hablábamos de filosofía y de todo.

»Poco a poco me fue tratando no como a un estudiante sino como a un incipiente profesor. Tenía una gran capacidad  de comprensión de las personas, de entrar en el interior del otro, sin forzar lo más mínimo la intimidad personal, de entender los avatares del alma, de ofrecer ayuda y aliento, y a la vez de proponer metas de más altura y compromiso. A veces, cuando se hablaba con él sorprendía su lucidez para entenderte a ti mismo, como si poseyera una especial tensión empática. Me daba cuenta de cuántas horas  dedicaba a atender personas jóvenes en la Residencia y en la Universidad, horas y horas, sin término, posiblemente agotadoras; a las diez de la noche los bedeles se impacientaban por no poder cerrar la Facultad, ya que él seguía hablando con estudiantes en su despacho. Es difícil imaginar. No tenía un momento para sí. Así pudo ayudar tanto a tantas personas.

En 1956, Jesús Arellano dejó Canalejas –habían transcurrido nueve años desde que llegó a Sevilla– y se trasladó a la residencia del C.S.I.C. en el piso alto de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, en la calle Alfonso XII, pero no dejo nunca de ir, de pensar y estar pendiente de Guadaira.  

José María acabó la carrera en Madrid y al cabo de pocos años obtuvo la Cátedra de Filosofía de Instituto, siendo Ronda su primer destino. Contrajo matrimonio con Pilar García, tan alegre como él. Empezaron a venir los niños: José María, en 1965, Pilar, en 1966, Paco en 1967. Posteriormente se trasladó con su familia al Instituto Velázquez, en Sevilla, y se instalan en la calle Progreso. Nacen en estos años Rafa, en 1969, Fernando, en 1971 y Pedro en 1972. José María y Pilar forman una familia estupenda y animada que practica con alegría todo lo que sabe.      

En 1967 fue llamado para ser director de Altair, una obra corporativa del Opus Dei, en los barrios más necesitados de Sevilla, como El Cerro del Águila, la Carretera de su Eminencia y otros cercanos. Allí puso su calidad humana y su capacidad de entusiasmo para poner los cimientos de un proyecto muy importante para el mejoramiento de aquella zona con tantas carencias. Transformó el barracón de los comienzos en un lugar de enseñanza de calidad, ilusionando a profesores y alumnos y responsabilizó a todos de su buen funcionamiento. Involucró a los padres, y a la sociedad sevillana, para que de Altair saliera gente preparada para todo tipo de profesiones.

En 1972 le ofrecen la Dirección Adjunta del ICE (Instituto de Ciencias de la Educación) de Sevilla, del que era director Luis Márquez, catedrático de Química de la Universidad de Sevilla. La capacidad de José María le hace ganarse la confianza de todos y consiguió dar un notable impulso al ICE. Entre tanto, don Jesús Arellano, que ha promovido la Facultad de Filosofía, quiere contar con él, como alguien de plena confianza y capacidad, para desarrollar su trabajo. José María se traslada allí y tras la defensa de su tesis doctoral trabaja como profesor adjunto en la Facultad.

Junto a su actividad en aquellos años de Canalejas, don Jesús fue llevando a cabo un minucioso y profundo trabajo filosófico que se prolongó durante más de sesenta años, desde 1946 hasta poco antes de su muerte, en enero de 2009. José María comprendió entonces que tenía la responsabilidad de mantener viva su memoria, y prepara, en colaboración con algunas Fundaciones, un volumen que recoge importantes estudios y colaboraciones de profesores y compañeros de trabajos junto a múltiples testimonios de alumnos, residentes de Guadaira y amigos. El volumen se publicó con el título Semilla de verdad, y fue presentado en el Salón de Grados de la Universidad de Sevilla.

José María se sintió responsable de difundir sus vivencias de los tiempos que vivió en Guadaira; participó en todas las reuniones de antiguos residentes que se convocaron, disfrutando con la presencia de los más veteranos.

El día 1 de diciembre de 2018 fallece Pilar, su mujer. Con el apoyo de sus hijos, él se organiza bien, le gusta la lectura, atiende a sus amigos y está disponible para los antiguos alumnos de Altair, las promociones a las que dio clases y las de antiguos residentes de Guadaira. Ha estado aprovechando el tiempo. Ha sido alegre y esperanzado hasta sus últimos momentos. Recibió la Unción de Enfermos y falleció consciente y con paz a consecuencia de una intervención quirúrgica que no pudo superar.

Seguirá ayudando a Guadaira y a sus antiguos residentes, a Altair y a sus antiguos alumnos y profesores.

A sus hijos y nietos nos unimos en la oración y damos gracias por haberlo tenido entre nosotros. 

  Antonio Gutiérrez Muñoz.

Antiguo director del C.M. Guadaira y de “Amigos de Guadaira”.

12 de octubre de 2021

APENDICE

José María Prieto con los Antiguos Residentes de Guadaira.

Los últimos años, desde “Amigos de Guadaira”, de 2011-2016, José María se volcó con los Antiguos Residentes y siempre estuvo disponible. Tenía una gran humanidad, simpatía y buen humor. Trataba con cordialidad a todos y recordaba mucho a Don Jesús Arellano, con gran afecto y sencillez.

Pepe Chaves, el más antiguo de los decanos en la actualidad, contaba: “Aunque, José Mª Prieto, apareció en Guadaira en los primeros tiempos, al no ser residente, yo lo traté mucho más tarde, casi al final de mis días en Guadaira. Después seguimos viéndonos los últimos años, hasta su muerte. El recuerdo más intenso  que me quedó de él, es su perenne sonrisa, su disposición permanente para escucharte todo el tiempo que quisieras. Su alta capacidad intelectual era un atractivo altísimo para desear hablar con él. Fue un gran hombre entre los “monstruos”: Don Vicente Rodríguez Casado y, el más grande de todos, Don Jesús Arellano.”

Todos se sentían acogidos con su cordialidad y buen humor, que nacía de su  fe y confianza en Dios y su sentido de la amistad. En sus últimos días, no perdió, su buen humor y me escribía  en un WhatsApp: “Me encuentro bien, animado y muy contento. Tengo más apetito… me siento muy acompañado por todo y por todos, ¡Aúpa Cádiz aunque haya empatado!”

Realizar una visita al Colegio Mayor

Realizar una visita al Colegio Mayor y durante la misma se entrevistará al alumno. En dicha visita se entregará en mano la siguiente documentación:

Folleto explicativo del Colegio Mayor Guadaira y de los servicios que ofrece.

Memoria de Actividades del Colegio Mayor Guadaira.

Ficha de solicitud de plaza.

Código de entrevista (Imprescindible para solicitar plaza posteriormente)

Servicios e intalaciones

Guadaira ofrece alojamiento en habitaciones individuales, con régimen de pensión completa, que incluye tres comidas (desayuno, almuerzo y cena), el lavado de la ropa, el uso de todas las instalaciones y el derecho a participar en las actividades que el Colegio Mayor organice.

Sus instalaciones cuentan con aparcamiento, salón de actos, salas de estar, dos salas de estudio, sala de informática, biblioteca, oratorio, comedor, y zona de deportes que incluye piscina, pista polideportiva, vestuarios y jardín.

Actividades

Durante todo el curso académico, Guadaira ofrece actividades muy diversas con el objetivo de completar la formación académica que los estudiantes reciben en las Facultades y Escuelas Técnicas de la Universidad. Esa formación abarca los aspectos humano, académico, cultural y espiritual. 

Cursos de Libre Configuración, ciclos de conferencias, charlas sobre temas de interés profesional, o coloquios y tertulias sobre asuntos de actualidad, componen parte de la oferta cultural. 

También las actividades deportivas tienen un lugar en la vida del Colegio Mayor: además de las competiciones dentro del propio Colegio, los equipos de los diferentes deportes participan en la Liga Universitaria. 

De igual modo, quienes libremente deseen mejorar su formación espiritual tienen derecho a participar en los medios de formación cristiana que, de acuerdo con su misión, imparte la Prelatura del Opus Dei.